Recientemente, dos alumnos del Colegio jesuita San José de Villafranca de los Barros (Badajoz), Pelayo Amador Penco (4º ESO) y Mariola Burguillos Durán (2º Bachillerato), han viajado a Pekín (China), acompañados del profesor de Matemáticas del centro, Santos Pinto Cerezo, para participar en la World Mathematics Team Championship, que organiza la Universidad de California desde 2010, dentro de la expedición española, compuesta por 12 alumnos de Primaria, ESO y Bachillerato. Los alumnos del Colegio vienen participando curso tras curso en la Mathleague, promovida por la Fundación Talento.
Aunque el trabajo online había puesto en contacto a los alumnos de diferentes países, los alumnos valoran el contacto directo como forma de conocerse, compartir inquietudes y experiencias.
Según nos indican los protagonistas “era un inmenso hotel en un complejo a las afueras de la ciudad, más de dos mil habitaciones, varios comedores, múltiples salas para reuniones y conferencias”.
Pasaron cuatro días en Pekín, dos en el hotel y dos de excursiones. El primero era para inscribirse y adaptarse a horarios, jetlag, comidas, etc. En el segundo día se desarrolló la actividad “Social Mathematics”, que es un concurso con la idea de que se conociesen entre componentes de distintos países y juntos realizasen problemas matemáticos. El tercer día visitaron y el cuarto el Palacio de Verano y la impresionante Muralla China.
El profesor Santos Pinto nos ha trasladado la información sobre el concurso que transcribo:
“Se trataba de un concurso muy distinto a cómo estamos acostumbrados. Lo primero es que hay que demostrar saber Matemáticas, pero también rapidez, cálculo mental… Eran pruebas duras pero sobre todo rápidas, y cualquier artilugio electrónico (calculadoras, móviles) estaba completamente prohibido, con lo que la presión era grande. Un estilo muy diferente a las pruebas de Olimpiadas Matemáticas (IMO) donde hay más tiempo y más recursos, a la vez que los problemas tienen más dificultad y desarrollo. Para su posterior corrección rápida (daban los resultados al día siguiente) el resultado de un problema siempre era un número (entero, fraccionario, irracional) y no había que justificar la respuesta.
Los chicos se dividían en tres niveles: Junior (Primaria), Intermediate (ESO) y Advanced (Bachillerato). Y, había tres fases, con 20 minutos de descanso entre cada una.
Una fase individual: tres partes, de 10 minutos cada una. Cada uno tenía que resolver tres baterías de problemas: una primera de 14 “sencillitos” (2 puntos cada problema), otra de 4 de nivel medio (4 puntos cada uno), y otra de 2 de nivel bastante duro (8 puntos cada uno).
Una fase de “relay” (relevos): Cada grupo de seis se dividía en tres parejas, donde el primer miembro tenía que resolver un problema para entregar un dato al segundo, que necesitaría para poder completar el suyo. La confianza debía ser grande, el segundo miembro debía confiar que el primero resolvía bien su parte, y el primero confiar que el segundo terminaba bien el trabajo, puesto que no podía haber ninguna comunicación ni podían ver los problemas el uno del otro, tan sólo podían pasarse un resultado en forma de número en un trozo de papel. Además, la presión era grande puesto que para optar a la totalidad de la puntuación había que conseguir resolverlo en 5 minutos; hacerlo en 8 minutos sólo daría el 75% de la puntuación.
Una fase de grupos: La menos tensa, 20 problemas en 40 minutos a resolver en grupo. No había normas aquí, podían repartirlos, pensarlos de dos en dos, de tres en tres, o todos juntos… Fue la fase donde más disfrutaron nuestros equipos, dado que el espíritu de equipo y la colaboración era grande entre ellos.
Qué hemos aprendido
Hemos competido a gran nivel, hemos visto maneras de trabajar y aprender muy diversas, tanto de otros componentes españoles como de extranjeros.
Además de todas las Matemáticas, la simple experiencia cultural de viajar a otro continente y conocer otro estilo de vida es muy enriquecedora.
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