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martes, 3 de marzo de 2015

La clave está en la pasta




Artículo publicado en HOY de 4 de Marzo de 2015, página 16.

Lorenzo J. Blanco Nieto

Catedrático de Universidad. Universidad de Extremadura

Con la frase que da título a este artículo iniciaba el periodista la noticia acerca de la redacción del Estatuto de Capitalidad hace dos años (HOY, 24-II-2012). No era la primera vez que se planteaba la cuestión. Periódicamente, los grupos políticos debaten acerca del estatuto de la capitalidad de Mérida, dando lugar a múltiples referencias en los medios de comunicación. Por mi parte, en enero de 2001, ya escribí en este diario acerca de este y otros temas derivados del mismo.


En la legislatura actual el tema resurge en la primera visita del Presidente Monago al Alcade de Mérida. Probablemente, entendió que una buena forma de ganarse el apoyo del su opositor interno, era retomar el estatuto. De esto se hicieron eco los medios de comunicación en agosto de 2011 (HOY, 30 - VIII - 2011).

Es un tema confictivo que puede verse desde diferentes puntos de vista. No es mi interés cuestionar la capitalidad acordada en el Estatuto de Autonomía. Pero, es triste que este tema aparcezca siempre ligado a la posible financiación específica de Mérida en los presupuestos de la Comunidad Autónoma, lo que lo convierte en un problema básicamente económico. En la propuesta de Ley que se preseta a la Asamblea de Extremadura lo valoran en dos millones de euros (Disposición transitoria). Es su precio. Aunque en el art. 20, b se mencionan otras inversiones directas e indirectas que aumentarían el gasto.

La petición periódica de los políticos de Merida, y con mayor intensidad en peridodo electoral, sobre la financiación de la capitalidad o incluso de la petición de llevarse a su ciudad otras instiruciones como la Delegación del Gobierno o las Direcciones provinciales, o capitalizar el crecimento de la universidad, es lamentable y rompe el pacto implícito que se establece entre las ciudades de Extremadura desde la aprobación del Estatuto de Extremadura. En la propuesta actual se hace referencia, incluso, a la Universidad de Extremadura.

El principal argumento, que siempre priorizan, es la necesidad de compensar economicamente a Mérida por albergar las instituciones regionales la Asamblea de Extremadura y el Gobierno regional con todas sus consejerías y servicios. Según se quejan para la ciudad supone un gaste tremendo y unas molestias para sus ciudadanos.

Cuando oímos esta exposición de motivos, surgen diferentes preguntas y una propuesta contundente: ¿Duda alguien de los beneficios económicos y de población que estas instituciones han proporcionado a Mérida? ¿Tendría Mérida la dimensión económica que tiene ahora si el Gobierno Regional y la Asamblea hubieran estado en otras poblaciones? Por ejemplo, en Cáceres o en Badajoz. ¿Cuántas obras de infraestructura se han realizado en Mérida como consecuencia de esta situación? ¿Cuántas personas viajan a Mérida a diario con lo que supone de ingresos adicionales a la capital?

Sería interesante conocer los ‘miles de millones` de euros que se han invertido en Mérida como consecuencia de esta situación, proporcionando puestos de trabajo, beneficios económicos, infraestructura, etc., muy superior a la que le correspondería por la población que tiene.

Creo que las respuestas a estas preguntas son fáciles y, estoy seguro, coincidiríamos en ellas todos o casi todos los extremeños.

La propuesta es muy simple e inmedita: Si los responsables municipales de Mérida estiman que la capitalidad les supone gastos que no pueden soportar propongo que el Gobierno Regional y la Asamblea de Extremadura se trasladen a otras ciudades. Los pacenses, por ejemplo, estaríamos contentos de albergar alguna institución, o las dos, que por población y por ser la mayor ciudad de Extremadura nos debería haber correspondido. Y no exigiríamos ninguna ley de financiación puesto que ya las instituciones públicas son un elemento de generación de riqueza y dinamización de la ciudad.

Comprendo la importacia de compensar aquellas situaciones que producen gastos y perjuicio, pero ¿cómo justificar el pagar por algo que produce un beneficio económico a la ciudad? No les ha ido mal con su estatus administrativo actual.

Sería importante que reconoceran y agradecieran la aportación que todos los extremeños estamos realizado a Mérida, y dejaran de poner en cuestión el consenso autonómico que nunca se ha cuestionado por los ciudadanos de otras ciudades. Parece evidente que si Mérida sigue con reivindicaciones como la de la compensación económica, y algunas que se vierte en los documentos que se están debatiendo, deberíamos cuestionar los pactos iniciales y plantear otras soluciones.

En Extremadura, mal o bien, se llegaron a unos acuerdos, explícitos o implícitos, acerca de los lugares donde estarían ubicadas las diferentes administraciones por ello me parece un sinsentido que periódicamente se vuelva a incidir sobre temas que romperían estos acuerdos.

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